Valoración de Patrones Funcionales

Descubre como la valoración de enfermería por patrones funcionales aporta un enfoque integral, transformando la atención de pacientes. Detallaremos la valoración de cada uno de los 11 patrones para una comprensión completa de su salud.
Escrito por: José María Vázquez Chozas
febrero 22, 2024
Valoración de enfermería por patrones funcionales

La valoración de enfermería por patrones funcionales se posiciona como una herramienta esencial en la atención integral al paciente.

Este enfoque sistemático habilita a los profesionales de enfermería para evaluar de manera holística las necesidades de salud, focalizándose en los 11 patrones funcionales de Marjory Gordon que abarcan aspectos físicos, emocionales y sociales.

En este artículo, hemos explicado en detalle cada uno de los 11 patrones funcionales de salud, comprendiendo su papel fundamental en la comprensión detallada del estado de salud de un paciente.

En este caso vamos a comprobar la aplicación práctica de la valoración por patrones funcionales, resaltando su utilidad y pertinencia en la toma de decisiones clínicas.

Un análisis exhaustivo de los patrones funcionales proporciona a los profesionales de enfermería una visión integral de la condición de un paciente, posibilitando una planificación de cuidados personalizada y efectiva.

1. Valoración del Patrón I- Percepción y Control de la Salud

La evaluación del Patrón 1, que se centra en la «Percepción y Manejo de la Salud», se lleva a cabo mediante un análisis exhaustivo de la historia médica y familiar, una exploración física y una valoración de los hábitos y comportamientos relacionados con la salud del paciente.

 

Observación / Exploración:

  • Apariencia General de Salud: Observación detallada de la apariencia física, expresión facial, signos vitales, peso, talla y complexión general del paciente.
  • Aspecto General (Aseado / Desaseado): Evaluación del aseo personal, vestimenta, y cuidado del cabello y uñas del paciente.
  • Mareos, Inestabilidad: Identificación de la presencia de mareos y desequilibrios en la marcha, así como la necesidad de ayudas para la movilidad.
  • Presencia de Dispositivos Invasivos: Evaluación de dispositivos invasivos como catéteres venosos, sondas vesicales, drenajes, etc., asegurando su correcto funcionamiento y previniendo complicaciones.
  • Condiciones de la Vivienda: Análisis de la higiene y seguridad en el hogar del paciente, incluyendo accesibilidad, iluminación, ventilación, y eliminación de obstáculos que puedan aumentar el riesgo de caídas o lesiones.

Aspectos a valorar

  • Motivo del Ingreso: Razón principal de la consulta médica.
  • Conocimiento y Percepción de la Enfermedad: Evaluación del conocimiento y percepción del paciente sobre su enfermedad, influyendo en la adherencia al tratamiento.
  • Historia Médica y Antecedentes Quirúrgicos: Antecedentes de enfermedades y procedimientos quirúrgicos previos.
  • Alergias: Reacciones alérgicas a medicamentos, alimentos u otras sustancias.
  • Hábitos de Consumo: Evaluación de hábitos relacionados con alcohol, tabaco y drogas.
  • Consumo de Fármacos Habitual: Identificación de medicamentos, dosis y frecuencia de consumo.
  • Acciones de Prevención del Riesgo: Medidas tomadas para prevenir enfermedades o lesiones.
  • Actividades de Promoción de Salud Física y Mental: Prácticas para mantener salud física y mental.
  • Seguimiento de Prescripciones y Tratamientos: Adherencia a prescripciones médicas y de enfermería.
  • Estilos de Vida: Evaluación de hábitos alimenticios, sueño y actividad física.
  • Hábitos Higiénicos: Evaluación de higiene personal, estado de vivienda y vestimenta.
  • Vacunas: Identificación de vacunas recibidas y necesarias.
  • Percepción de Salud: Evaluación de la percepción general de la salud.
  • Conductas Saludables: Interés y Conocimiento: Interés y conocimiento sobre llevar un estilo de vida saludable.
  • Alteraciones de Salud: Conocimiento y Disposición: Identificación de alteraciones de salud, conocimiento y disposición para el cuidado.
  • Hábitos Tóxicos: Identificación de hábitos tóxicos como drogas o tabaquismo.
  • Accidentes Laborales, de Tráfico y Domésticos: Evaluación de experiencias de accidentes que puedan afectar la salud.
  • Ingresos Hospitalarios: Identificación de ingresos previos, razón y tratamiento recibido.

Pruebas a tener en cuenta

  • Antecedentes Familiares y Personales: Recopilación de información sobre historial familiar y personal, incluyendo enfermedades hereditarias o afecciones médicas previas.
  • Ingresos Hospitalarios e Intervenciones Quirúrgicas: Evaluación de ingresos hospitalarios y procedimientos quirúrgicos anteriores para comprender su impacto en la salud actual.
  • Seguimiento de Consultas y Tratamientos: Registro y seguimiento de consultas, tratamientos y procedimientos médicos previos para planificar la atención actual de manera efectiva.
  • Accidentes: Identificación de cualquier accidente pasado relevante y los cuidados necesarios para la recuperación.
  • Analíticas y Alergias: Realización de análisis de sangre, orina y otras pruebas para obtener información sobre alergias y deficiencias inmunológicas.
  • Cartilla de Vacunación: Verificación de la cartilla de vacunación para asegurar la inmunización adecuada y identificar vacunas necesarias para el cuidado y la prevención.

Valoración de la salud familiar 

  • Antecedentes familiares de enfermedades crónicas o hereditarias.
  • Evaluación de la salud actual de cada miembro de la familia.
  • Identificación de factores de riesgo en la familia, como hábitos poco saludables o situaciones ambientales peligrosas.
  • Exploración de la dinámica familiar, incluyendo relaciones interpersonales, comunicación y apoyo emocional.
  • Evaluación de las necesidades de cuidado y apoyo de los miembros más vulnerables de la familia, como niños, ancianos o personas con discapacidades.
  • Identificación de recursos comunitarios que puedan ayudar a la familia a mantener su salud y bienestar.
  • Evaluación de la capacidad de la familia para hacer frente a situaciones de crisis o emergencias, como enfermedades graves o desastres naturales.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Cuestionario de Salud General de Goldberg: Evalúa el estado de salud general mediante la exploración de síntomas, uso de medicamentos, y hábitos de sueño y alimentación.

  • Adherencia al Tratamiento – Escala de Morisky-Green: Herramienta de cuatro preguntas que evalúa la adherencia del paciente al tratamiento, explorando la frecuencia y razones para olvidar la medicación.

  • Riesgo de Caídas – Escalas de Downton, Morse y Tinetti: Evalúan el riesgo de caídas mediante preguntas sobre movilidad, percepción visual, historia de caídas, y capacidad para realizar tareas cotidianas.

  • Tabaco – Escala de Dependencia a la Nicotina de Fagerstrom: Evalúa la adicción al tabaco con seis preguntas sobre la frecuencia y cantidad de consumo diario.

  • Motivación para Dejar de Fumar – Escala de Richmond: Evalúa la disposición del paciente para dejar de fumar mediante cinco preguntas sobre importancia, confianza y disposición.

  • Escala de Autoevaluación de la Salud de la OMS: Permite al paciente autoevaluar su estado de salud físico y mental mediante una escala de 5 puntos.

  • Cuestionario de Calidad de Vida SF-36: Evalúa la calidad de vida en ocho áreas con 36 ítems, abarcando aspectos físicos y mentales.

  • Escala de Evaluación del Dolor: Permite al paciente evaluar la intensidad del dolor en una escala de 0 a 10.

  • Escala de Depresión de Beck: Evalúa la presencia y severidad de síntomas depresivos con 21 ítems.

  • Escala de Ansiedad de Hamilton: Evalúa la presencia y severidad de síntomas de ansiedad con 14 ítems.

2. Valoración del Patrón II- Nutricional / Metabólico

Este patrón se evalúa recopilando información sobre hábitos alimentarios, ingesta de líquidos, patrones de eliminación, actividad física, composición corporal y valores bioquímicos/metabólicos.

Se considera la presencia de enfermedades crónicas que puedan afectar el metabolismo y el estado nutricional.

Es esencial observar posibles restricciones dietéticas por motivos religiosos, culturales o de salud.

La evaluación determina si el patrón está dentro de parámetros normales o presenta alguna alteración.

El Índice de Masa Corporal (IMC) se utiliza para evaluar el peso en relación con la estatura, siendo un indicador común de salud general. Un IMC normal (18.5-24.9) se considera saludable, pero se debe interpretar con precaución, ya que no considera factores como composición corporal, masa muscular o distribución de grasa.

A pesar de ser una medida aproximada, el IMC se utiliza como herramienta adicional en la evaluación del Patrón 2. No debe ser la única medida para determinar la salud nutricional, ya que no refleja aspectos importantes como la composición corporal y la distribución de grasa. La fórmula para calcular el IMC es IMC = peso (kg)/talla² (m).

 

Valoración

Valoración de la alimentación
  • Cantidad de alimentos y líquidos (Número de comidas): Evaluar la cantidad y frecuencia de ingestión diaria de alimentos y líquidos.
  • Modelo habitual de alimentación (ganancias y/o pérdidas de peso): Investigar los hábitos alimentarios y cambios recientes en el peso del paciente.
  • El lugar donde come: Identificar el entorno habitual de las comidas del paciente.
  • El horario en el que come: Obtener información sobre la regularidad de los horarios de comida.
  • Si tiene prescrita alguna dieta especial: Indagar sobre la existencia y adherencia a dietas especiales recetadas.
  • Suplementos dietéticos o vitamínicos: Conocer el consumo de suplementos y su dosificación.
  • Problemas en su ingesta: Investigar posibles dificultades al ingerir alimentos, como tragar o náuseas.
  • Intolerancias alimenticias y Alergias: Identificar intolerancias y alergias alimentarias conocidas.
  • Regurgitación después de las comidas: Preguntar sobre la presencia de regurgitación o reflujo postcomida.
  • Alteración del sentido del gusto: Indagar sobre problemas en la percepción del sabor o preferencias de temperatura.
  • Tipo de alimentos que toma por grupos: Obtener información sobre el consumo semanal de grupos alimenticios.
  • Patrones culturales y sociales de alimentación: Reconocer patrones alimentarios específicos de la cultura del paciente.
  • Hábitos alimentarios: Evaluar comportamientos relacionados con la alimentación, como consumir alimentos procesados o comer fuera de casa.
  • Hidratación: Preguntar sobre la ingesta de líquidos y el nivel de hidratación.
  • Estado emocional y psicológico: Considerar factores emocionales y psicológicos que puedan influir en los hábitos alimentarios.
  • Cambios recientes en la alimentación: Indagar sobre modificaciones recientes en el patrón alimentario.
  • Estado nutricional previo: Conocer la historia de problemas nutricionales previos y su manejo.
Valoración de problemas en la boca
  • Alteraciones bucales (caries, úlceras, etc.): Indagar sobre problemas como caries, úlceras o inflamación de encías que podrían afectar la masticación y la ingesta de alimentos.
  • Halitosis: Evaluar la presencia de mal aliento, considerando sus posibles causas y su impacto en las elecciones alimentarias del paciente.
  • Dentición: Investigar sobre la presencia y estado de los dientes para identificar posibles dificultades en la masticación que puedan afectar la alimentación.
  • Prótesis dentales o dispositivos ortodónticos: Preguntar sobre el uso de dentaduras postizas, puentes o aparatos ortodónticos, ya que podrían causar molestias al comer y afectar la ingesta de alimentos.
  • Dolor de muelas: Indagar sobre la duración, ubicación y variación del dolor dental al masticar o consumir líquidos calientes o fríos.
  • Problemas en la lengua: Preguntar sobre la presencia de úlceras, manchas o inflamación en la lengua que pueda afectar la capacidad de saborear y masticar alimentos.
  • Problemas de la saliva: Investigar la presencia de sequedad bucal o exceso de salivación, considerando su impacto en la deglución y la digestión de alimentos.
Valoración de problemas para comer
  • Dificultades para masticar, tragar: es importante preguntar si la persona tiene dificultades para masticar o tragar los alimentos, ya que puede afectar su capacidad para alimentarse adecuadamente.
  • Deglución dolorosa: se debe preguntar si la persona experimenta dolor al tragar alimentos o líquidos, lo cual puede indicar una posible inflamación o infección en la garganta o esófago.
  • Alimentación por sonda ya sea alimentación enteral o con purés caseros: se debe preguntar si la persona se alimenta por sonda, ya que esto puede requerir una dieta especial y necesidades de cuidado específicas.
  • Dolor de garganta: se debe indagar sobre la presencia de dolor de garganta, ya que esto puede afectar la capacidad de la persona para tragar alimentos y líquidos.
  • Disfagia creciente: se debe preguntar si la persona ha notado una dificultad cada vez mayor para tragar alimentos o líquidos, lo cual puede indicar una afección subyacente que requiere atención médica.
Valoración de la piel
  • Necesidad de ayuda para higiene: Evaluar frecuencia y hábitos de ducha/baño, pliegues cutáneos y la hidratación general de la piel. Observar signos de alteraciones en piel y mucosas, como enrojecimiento, descamación o ulceraciones.
  • Fragilidad de uñas y pelo: Evaluar fragilidad en uñas y pelo, posible indicador de deficiencia nutricional o enfermedad subyacente.
  • Falta de hidratación: Evaluar la hidratación cutánea como posible señal de deshidratación o problema de salud.
  • Prurito, edemas, lesiones: Indagar sobre prurito, edemas y lesiones en la piel que podrían sugerir reacciones alérgicas o enfermedades inflamatorias.
  • Temperatura: Evaluar la temperatura cutánea, indicador de problemas circulatorios o infecciones.
  • Cicatrización: Observar la capacidad de la piel para cicatrizar, ya que cicatrización lenta podría señalar deficiencia nutricional o enfermedad subyacente.
  • Exposición al sol: Preguntar sobre exposición al sol, factor que podría aumentar el riesgo de daño solar y cáncer de piel.
  • Historial de enfermedades de la piel: Indagar sobre enfermedades de la piel pasadas (psoriasis, eczema), que podrían afectar la salud cutánea futura.
  • Historial de alergias: Preguntar sobre alergias conocidas, ya que algunas pueden manifestarse en la piel, como urticaria.
  • Historial de exposición a productos químicos: Indagar sobre exposición a productos químicos, que podrían irritar la piel y causar dermatitis de contacto.
  • Historial de cambios en la piel: Preguntar sobre cambios recientes en la piel, como nuevas manchas o pérdida de pigmentación, que pueden indicar problemas de salud.
  • Coloración: Evaluar la coloración de la piel como posible indicador de falta de oxigenación o enfermedad subyacente.
  • Lesiones cutáneas (abscesos, lipomas, nevus, verrugas, patología de las uñas): Evaluar la presencia de lesiones cutáneas, como abscesos, lipomas, nevus y patología de las uñas, que pueden indicar infecciones o enfermedades dermatológicas.
Valoración de otros problemas
  • Estado nutricional: se debe evaluar el índice de masa corporal (IMC) y la circunferencia de la cintura. También es importante evaluar la historia dietética y la ingesta de nutrientes, incluyendo proteínas, vitaminas y minerales.
  • Metabolismo: se debe evaluar la función tiroidea y el nivel de azúcar en la sangre.
  • Eliminación: se debe evaluar la regularidad del tracto gastrointestinal, la absorción de nutrientes y la función hepática.
  • Deshidratación: se debe evaluar el equilibrio de líquidos y electrolitos, la ingesta de líquidos y la presencia de signos de deshidratación, como la sed o la piel seca.
  • Problemas digestivos: se debe evaluar la presencia de náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, acidez estomacal y dolor abdominal.
  • Alergias alimentarias: se debe evaluar la presencia de alergias a alimentos específicos y su impacto en la dieta.
  • Uso de medicamentos: se debe evaluar el uso de medicamentos que puedan afectar la absorción o metabolismo de nutrientes.
  • Historia de enfermedades: se debe evaluar la presencia de enfermedades crónicas que puedan afectar el estado nutricional y el metabolismo, como la diabetes, la enfermedad renal y la enfermedad hepática.

 

Pruebas a tener en cuenta

  • Glucemia: Se refiere a la medición de los niveles de azúcar en sangre. Esta prueba es esencial para el diagnóstico y tratamiento de la diabetes y otras enfermedades relacionadas con el azúcar en sangre.
  • Hemoglobina glicosilada: Esta prueba mide los niveles de azúcar en sangre promedio en las últimas 8-12 semanas y es un indicador importante del control de la diabetes.
  • Perfil lipídico: Esta prueba mide los niveles de colesterol y otros lípidos en sangre y ayuda a evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Restricciones dietéticas: Es importante conocer las restricciones dietéticas del paciente, como la intolerancia a ciertos alimentos o la necesidad de seguir una dieta específica para controlar una enfermedad.
  • Otros exámenes de laboratorio: Además de los análisis mencionados anteriormente, se pueden realizar otros exámenes de laboratorio para evaluar la función hepática, renal, tiroidea, etc.

Valoración Comunitaria

  • Nivel de nutrición de la población: Evaluar el estado nutricional de la comunidad para abordar problemas como malnutrición, sobrepeso, obesidad, desnutrición, etc.
  • Patrones culturales e influencia en la alimentación: Conocer la influencia de la cultura en los patrones de alimentación para diseñar programas educativos culturalmente apropiados.
  • Normativas legales sobre nutrición: Conocer regulaciones sobre etiquetado de alimentos, hábitos en comedores escolares, y mercados alimentarios para promover intervenciones de alimentación saludable.
  • Identificación de recursos comunitarios: Identificar recursos como programas de educación nutricional, servicios de nutricionistas y grupos de apoyo para promover hábitos alimentarios saludables.
  • Evaluación de accesibilidad a alimentos saludables: Evaluar disponibilidad y costos de alimentos frescos, así como la presencia de tiendas de alimentos saludables en la zona.
  • Identificación de barreras culturales o socioeconómicas: Identificar barreras culturales o socioeconómicas que puedan afectar la adopción de hábitos alimentarios saludables y desarrollar estrategias específicas para abordarlas.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Índice de Masa Corporal (IMC): Esta escala mide la relación peso-altura y determina si una persona tiene un peso saludable, sobrepeso u obesidad.

  • Consumo de Alimentos: Se utilizan escalas como el cuestionario de frecuencia alimentaria o diarios de alimentos para evaluar el consumo alimentario.

  • Escala de Seguridad Alimentaria: Evalúa la capacidad de acceder a alimentos seguros y nutritivos en todo momento.

  • Escala de Preferencias Alimentarias: Evalúa las preferencias de alimentos, facilitando la planificación de dietas personalizadas.

  • Escala de Valoración del Entorno Alimentario: Evalúa la disponibilidad de alimentos saludables en el entorno, considerando tiendas y opciones en restaurantes.

  • Escala de Norton/Braden: Evalúa el riesgo de úlceras por presión en pacientes con movilidad reducida o postrados.

  • Nutritional Screening Initiative: Identifica a personas mayores en riesgo nutricional para evaluaciones más exhaustivas.

  • Mini Nutritional Assessment (MNA): Evalúa el estado nutricional de adultos mayores, identificando el riesgo de desnutrición.

  • Escala de Valoración Global Subjetiva (SGA): Evalúa la percepción del paciente sobre su estado nutricional, considerando peso, pérdida reciente y factores subyacentes.

  • Escala de Valoración Nutricional para Pacientes Hospitalizados (SGA): Evalúa el estado nutricional de pacientes hospitalizados, considerando pérdida de peso, ingesta y síntomas gastrointestinales.

  • Escala de Evaluación del Riesgo Nutricional (NRS-2002): Evalúa el riesgo nutricional basándose en pérdida de peso, índice de masa corporal, edad, salud, estrés metabólico y gravedad de la enfermedad subyacente.

3. Valoración del Patrón III- Eliminación

El patrón 3 se refiere a la eliminación y su valoración implica una evaluación completa de los hábitos y funciones urinarias y fecales del paciente.

Para ello, se pueden emplear diferentes métodos y herramientas como:

  • Historia clínica: se obtiene información detallada sobre los hábitos de eliminación, el tipo de incontinencia (si la hubiera), la frecuencia y la consistencia de las evacuaciones, entre otros aspectos.
  • Observación: se presta atención a la frecuencia y el patrón de las micciones y las defecaciones, así como a la presencia de incontinencia.
  • Examen físico: se realiza un examen abdominal para evaluar el tamaño y la consistencia de la vejiga y el recto, así como la presencia de masas o tumores.
  • Análisis de orina: se puede realizar para detectar infecciones urinarias o enfermedades renales.
  • Estudios uro dinámicos: se pueden emplear para evaluar la función del tracto urinario inferior y la presencia de obstrucciones o problemas de contracción.
  • Valoración de la dieta y el consumo de líquidos: se evalúa la ingesta de alimentos y líquidos para determinar si hay alguna relación con los problemas de eliminación.
  • Cuestionarios específicos: se pueden utilizar cuestionarios o escalas estandarizadas para evaluar la gravedad y el impacto de los síntomas urinarios o fecales en la calidad de vida del paciente.

Aspectos a valorar

  • Valorar el Patrón habitual de evacuación urinaria e intestinal: frecuencia, características, sudoración, menstruación, hemorroides, deposiciones involuntarias, control de esfínteres, etc.
  • Preguntar al paciente sobre su rutina diaria de evacuación, incluyendo la hora del día, la consistencia y color de las heces y la cantidad de orina.
  • Preguntar sobre cualquier dolor o molestia asociada con la evacuación, como dolor abdominal, ardor al orinar o sangrado durante las evacuaciones intestinales.
  • En el caso de pacientes con ostomías, preguntar sobre la frecuencia y el tipo de drenaje, así como sobre cualquier problema o complicación que hayan experimentado.
  • En el caso de pacientes con problemas de control de esfínteres, preguntar sobre los factores desencadenantes y las medidas de afrontamiento que utilizan.
  • Para los pacientes con sudoración excesiva, preguntar sobre la frecuencia, la intensidad y las áreas del cuerpo afectadas por la sudoración.
  • Para las mujeres, preguntar sobre su ciclo menstrual y si experimentan algún cambio en sus patrones de eliminación durante la menstruación.
  • En el caso de pacientes con hemorroides, preguntar sobre los síntomas asociados, como dolor o sangrado durante la defecación.

Valoración del patrón intestinal

  • Consistencia y regularidad de las heces: se evalúa la textura y frecuencia de las evacuaciones intestinales, siendo una consistencia normal las heces formadas y semisólidas. Cualquier alteración en la consistencia o regularidad de las heces puede ser indicativa de un problema gastrointestinal.
  • Presencia de dolor al defecar y sangre en las heces: se investiga si el paciente experimenta dolor al evacuar y si hay presencia de sangre en las heces, lo que podría ser un signo de patologías como hemorroides, fisuras anales o incluso cáncer de colon.
  • Uso de laxantes y presencia de ostomías: se indaga acerca del uso de laxantes y suplementos de fibra, ya que pueden afectar la consistencia y regularidad de las heces. También se valora si el paciente tiene una ostomía, que es una apertura quirúrgica en el abdomen para eliminar los desechos del cuerpo.
  • Presencia de incontinencia fecal: se pregunta al paciente si tiene pérdida involuntaria de heces, lo que puede ser indicativo de problemas neurológicos, musculares o anatómicos.

Valoración del patrón urinario

  • Número de micciones diarias: evaluar la frecuencia urinaria para determinar si existe polaquiuria (micciones frecuentes), oliguria (micciones reducidas) o anuria (falta de micción).
  • Características de la orina (color, olor, cantidad): observar el color, el olor y la cantidad de orina para identificar posibles alteraciones en el patrón urinario. Por ejemplo, una orina turbia y con olor fuerte puede ser indicativo de una infección urinaria.
  • Problemas de micción (dolor, ardor, escozor): preguntar al paciente si experimenta algún tipo de molestia o dolor al orinar, lo que puede ser indicativo de una infección o de un problema de próstata, entre otros.
  • Uso de sistemas de ayuda como absorbentes, colectores, sondas o urostomías: evaluar si el paciente utiliza algún tipo de dispositivo o sistema de ayuda para la micción y observar su estado para garantizar su correcto funcionamiento.
  • Presencia de incontinencia urinaria: preguntar al paciente si experimenta pérdidas involuntarias de orina y, en caso afirmativo, evaluar su frecuencia, cantidad y circunstancias en las que se producen.
Datos sobre la eliminación urinaria
  • Frecuencia urinaria normal: de 4 a 8 veces al día.
  • Volumen urinario normal: entre 800 y 2000 ml en 24 horas.
  • Color de la orina: normalmente amarillo claro o amarillo dorado. La presencia de sangre puede indicar una infección o un problema renal.
  • Olor de la orina: normalmente ligeramente aromático, la presencia de un olor fuerte o desagradable puede indicar una infección o un problema renal.
  • Transparencia de la orina: normalmente transparente o ligeramente turbia. La orina muy turbia puede ser indicativa de una infección.
  • Dolor o ardor al orinar: puede ser indicativo de una infección del tracto urinario.
  • Dificultad para iniciar la micción: puede ser indicativo de un problema de próstata en hombres.
  • Dolor en la parte baja del abdomen o en la espalda: puede ser indicativo de un problema renal o de una infección del tracto urinario.
  • Presencia de incontinencia urinaria: la incontinencia urinaria puede ser causada por una variedad de factores, como debilidad muscular o problemas neurológicos.
  • Evaluación de residuo postmiccional: la presencia de un residuo postmiccional puede ser indicativa de una obstrucción urinaria o un problema neurológico.
  • Evaluación de la sensación de vaciado de la vejiga: es importante preguntar al paciente si siente que ha vaciado completamente su vejiga después de orinar.
  • Evaluación de la micción nocturna: preguntar al paciente si se despierta durante la noche para orinar, lo cual puede ser indicativo de un problema en la eliminación urinaria.
Características de la orina
  • Cantidad en 24 horas: diuresis (adulto) = 1200-1500ml: La cantidad de orina eliminada en un día es importante para evaluar la función renal y el estado de hidratación del paciente.
  • Color, claridad (amarillo claro, transparente): El color y la claridad de la orina pueden ser indicativos de la hidratación del paciente y posibles alteraciones en los riñones o vías urinarias.
  • Olor: El olor de la orina puede indicar la presencia de infecciones del tracto urinario.
  • pH (4,5-8): El pH de la orina se utiliza para evaluar la acidez o alcalinidad de la orina, lo que puede ser útil para detectar ciertas condiciones médicas.
  • Densidad (1010-1025): La densidad de la orina puede ser útil para evaluar la función renal y la concentración de la orina.
  • Leucocitos (ausentes): La presencia de leucocitos en la orina puede indicar una infección del tracto urinario.
  • Glucosa (ausente): La presencia de glucosa en la orina puede ser un indicativo de diabetes o intolerancia a la glucosa.
  • Cuerpos cetónicos (ausentes): La presencia de cuerpos cetónicos en la orina puede ser un indicativo de cetoacidosis diabética o de una dieta cetogénica.
  • Sangre (ausente): La presencia de sangre en la orina puede ser un indicativo de infección del tracto urinario, enfermedad renal o cáncer.
Intervención enfermera para entrenamiento de vejiga
  • Determinar la capacidad de reconocer la urgencia de eliminar.
  • Mantener un registro de la continencia durante 3 días para establecer el esquema de eliminación.
  • Establecer un intervalo de tiempo inicial para ir al aseo en función del esquema de eliminación.
  • Para escapes de más de 1 hora de intervalo, programar el vaciamiento cada hora.
  • Para escapes de menos de 1 hora, programar el vaciamiento cada 30 minutos.
  • Proporcionar intimidad durante el proceso de eliminación.
  • Ayudar al paciente a llegar al baño si lo necesita.
  • Disminuir el intervalo de tiempo de ir al aseo en 30 minutos si se producen más de 3 episodios de incontinencia en 24 horas.
  • Aumentar el intervalo de ir al aseo en una hora si el paciente no tiene ningún episodio de incontinencia durante 3 días.
  • Realizar ejercicios de Kegel para fortalecer los músculos de la pelvis y mejorar la continencia.
Ejercicios de Kegel
  • Posición del paciente: sentado o de pie con las piernas separadas.
  • Contraer los músculos del suelo pélvico, que incluyen el recto, la uretra y la vagina, hacia arriba y mantener la contracción durante 3-5 segundos.
  • Realizar 5-6 contracciones al principio y aumentar gradualmente a 25 o más a medida que los músculos se fortalecen.
  • Aconsejar al paciente que descanse durante 10 segundos después de cada contracción.
  • Los ejercicios se pueden realizar en cualquier momento y lugar, ya sea sentado o de pie.
  • Es importante no contraer los músculos abdominales, glúteos o muslos mientras se realiza el ejercicio.
  • No se recomienda realizar ejercicios de Kegel mientras se orina, ya que puede causar infecciones urinarias.
  • Se puede intentar interrumpir y volver a iniciar el flujo de orina al miccionar para identificar los músculos correctos del suelo pélvico y mejorar el control.
  • Enseñar al paciente a controlar la incontinencia por esfuerzo realizando los ejercicios de Kegel cuando tenga que realizar algún esfuerzo (toser, reír, estornudar o levantar peso).

Valoración del patrón cutáneo

  • Observación de la piel en busca de cambios en el color, textura, temperatura y humedad.
  • Revisión de la historia médica del paciente para conocer antecedentes de problemas dermatológicos.
  • Evaluación del riesgo de úlceras por presión a través de la Escala de Norton o la Escala de Braden.
  • Registro de la sudoración copiosa y excesiva, incluyendo el área afectada y su duración.
  • Identificación de factores que puedan estar contribuyendo a la sudoración excesiva, como medicamentos, actividad física, trastornos hormonales, entre otros.
  • Aplicación de medidas para controlar la sudoración, como cambios en la temperatura del ambiente, uso de ropa adecuada, aplicación de antitranspirantes, entre otros

Exploración/pruebas

  • Orina = 96% agua y 4% solutos: urea, amoníaco, creatinina y ácido úrico (orgánicos) / sodio, cloruro, potasio, sulfato, magnesio y fósforo (inorgánicos): La orina es un líquido corporal que se produce en los riñones y se excreta a través del tracto urinario. La composición de la orina es principalmente agua y varios solutos, tanto orgánicos como inorgánicos.
  • Diuresis = 1500ml/día. Influye la ingestión de líquidos, transpiración, respiración, heces: La diuresis se refiere a la producción de orina por los riñones. La cantidad normal de diuresis es de aproximadamente 1500 ml por día, pero esto puede variar según la ingesta de líquidos y otros factores como la transpiración, la respiración y las heces.
  • Color, transparencia: El color y la transparencia de la orina pueden ser indicadores de la salud urinaria. La orina normalmente es amarilla pálida y transparente, pero puede variar de color y opacidad en función de la ingesta de líquidos, los alimentos y la presencia de ciertos medicamentos o enfermedades.
  • Examen pélvico: El examen pélvico puede ser necesario para evaluar la función y la salud del tracto urinario en algunos casos.
  • Presencia de sondas u otros dispositivos: La presencia de sondas urinarias u otros dispositivos para la eliminación urinaria puede requerir una vigilancia especial para evitar complicaciones, como infecciones del tracto urinario o lesiones en la piel.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Escala de Bristol: utilizada para valorar la consistencia de las heces y clasificarlas en diferentes tipos.
  • Escala de incontinencia de la International Continence Society (ICS): se utiliza para valorar la incontinencia urinaria en adultos.
  • Escala de Norton/Braden: utilizada para valorar el riesgo de úlceras por presión en pacientes que presentan incontinencia fecal o urinaria.
  • Escala de Barthel: se utiliza para valorar la capacidad de un paciente para realizar actividades de la vida diaria, incluyendo el control de la eliminación.
  • Escala de la OMS para la evaluación del vaciado vesical: se utiliza para evaluar la función de la vejiga y el flujo de la orina.

4. Valoración del Patrón IV- Actividad / Ejercicio

El patrón de actividad / ejercicio se valora mediante una evaluación exhaustiva de la cantidad, calidad y tipo de actividad física que realiza el paciente, así como de cualquier déficit neuromuscular o problema cardiovascular o pulmonar que pueda estar interfiriendo en su capacidad para llevar a cabo actividades deseadas.

  • Valoración del estado cardiovascular: Se evalúa la respuesta de la frecuencia cardiaca o la presión arterial a la actividad, y se buscan cambios en el electrocardiograma que puedan indicar isquemia o arritmia.
  • Valoración del estado respiratorio: Se tienen en cuenta los antecedentes de enfermedades respiratorias, el ambiente laboral, el tabaquismo, y se busca la presencia de disnea, tos nocturna, expectoración, fatiga verbalizada, entre otros.
  • Valoración de la movilidad y actividades cotidianas: Se evalúa la debilidad generalizada, el cansancio, el estilo de vida (sedentario o activo), y las actividades de la vida diaria que el paciente realiza, incluyendo el encamamiento.
  • Tolerancia a la actividad: Se centra en pacientes con enfermedades cardiacas o respiratorias, y se evalúa su capacidad para tolerar la actividad física.
  • Actividades cotidianas: Se tienen en cuenta las actividades que el paciente realiza en su día a día, su capacidad funcional (mediante tests como los de Katz o Barthel), y su capacidad para mantener el hogar.
  • Estilo de vida: Se evalúa si el paciente tiene un estilo de vida sedentario o activo.
  • Ocio y actividades recreativas: Se presta atención a las actividades de ocio y recreativas del paciente, su importancia para la persona, el tipo de actividades y el tiempo que se les dedica.

Valoración física del paciente

  • Alineación del cuerpo:

    • Valorar la posición del cuerpo respecto a la gravedad.
    • Observar la alineación en posición decúbito, sentado y de pie.
    • Buscar asimetrías, escoliosis, cifosis, lordosis, u otras alteraciones.
  • Aspecto y movilidad de las articulaciones (marcha, postura):

    • Evaluar la movilidad articular de las extremidades.
    • Observar la marcha del paciente.
    • Buscar alteraciones en la postura.
  • Capacidad y limitación de los movimientos:

    • Evaluar la amplitud de los movimientos articulares.
    • Buscar restricciones o limitaciones en los movimientos.
  • Prótesis o dispositivos empleados:

    • Identificar el uso de prótesis o dispositivos.
    • Evaluar si se utilizan correctamente.
  • Masa y fuerza muscular:

    • Valorar la masa y fuerza muscular.
    • Realizar pruebas de fuerza muscular.
  • Tolerancia a la actividad (prueba del habla):

    • Evaluar la capacidad del paciente para hablar y comunicarse durante la actividad.
  • Pulso (ppm, ritmo, amplitud, …):

    • Tomar la frecuencia cardíaca del paciente.
    • Evaluar el ritmo y la amplitud del pulso.
  • Respiraciones/minuto:

    • Tomar la frecuencia respiratoria del paciente.
    • Evaluar la profundidad y el ritmo respiratorio.
  • Tensión arterial:

    • Tomar la presión arterial del paciente.
    • Evaluar la presión sistólica y diastólica.
  • Escalas de Barhtel y Lawton-Brody:

    • Utilizar estas escalas según sea necesario para evaluar la capacidad funcional del paciente.
  • Presencia de secreciones bronquiales y técnicas de respiración:

    • Observar la presencia de secreciones bronquiales.
    • Enseñar técnicas de respiración y tos eficaz si es necesario.
  • Uso de inhaladores y administración de oxígeno:

    • Comprobar el uso de inhaladores y su correcta utilización.
    • Evaluar si el paciente necesita oxígeno y determinar la dosis y vía de administración adecuadas.

Otros aspectos a valorar

  • Registrar la duración, intensidad y tipo de actividad que el paciente realiza en su vida diaria.
  • Valorar el equilibrio y la coordinación del paciente.
  • Evaluar la capacidad del paciente para realizar actividades de la vida diaria, como vestirse, comer, bañarse y caminar.
  • Evaluar la presencia de dolor y su impacto en la actividad del paciente.
  • Comprobar la adaptación del paciente a los cambios en el ambiente y su capacidad para realizar actividades fuera de su entorno habitual.
  • Considerar las habilidades y destrezas del paciente y fomentar su uso en las actividades de la vida diaria.
  • Proporcionar recomendaciones para mejorar la actividad y el ejercicio físico en función de la capacidad del paciente.
  • Educar al paciente sobre la importancia de mantener una actividad física adecuada para su salud y bienestar general.
  • Realizar una evaluación funcional completa del paciente, incluyendo la capacidad de caminar, la movilidad, la coordinación y el equilibrio.
  • Considerar la posible necesidad de fisioterapia o terapia ocupacional para mejorar la capacidad de actividad del paciente.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Escala de Barthel: Evalúa la capacidad de una persona para llevar a cabo actividades de la vida diaria, como la alimentación, el aseo, la movilidad, el control de la vejiga y el intestino, etc.
  • Escala de Lawton-Brody: Se centra en la capacidad de una persona para realizar actividades más complejas, como las compras, la preparación de comidas, el manejo del transporte, las tareas domésticas, la gestión de medicamentos, entre otras.
  • Escala de Borg: Se utiliza para medir el esfuerzo percibido durante la actividad física, a través de una escala graduada del 6 al 20.
  • Escala de Tinetti: se utiliza para valorar el equilibrio y la marcha en personas mayores.

5. Valoración del Patrón V Sueño – Descanso

El Patrón 5 se evalúa mediante la observación del estado cognitivo del paciente, abarcando la capacidad para procesar información, recordar, razonar y tomar decisiones.

La evaluación incluye entrevistas, pruebas neuropsicológicas, exámenes médicos y observación del comportamiento.

Valoración de Signos y Síntomas de Sueño Insuficiente:

  • Nerviosismo, ansiedad, irritabilidad.
  • Letargia, apatía, bostezos frecuentes.
  • Cambios posturales.

Valoración del Modelo Habitual de Sueño/Descanso:

  • Registro de las horas de sueño y descanso diarias.
  • Establecimiento de rutinas de sueño adecuadas y recomendaciones para mejorar la calidad del sueño.
  • Evaluación de la calidad del sueño, incluyendo trastornos como apnea, insomnio, pesadillas, sonambulismo, etc.
  • Evaluación del entorno del paciente, considerando la comodidad de la cama, iluminación, ruido y temperatura.
  • Evaluación de factores estresantes que afecten al sueño, como dolor, ansiedad, depresión.
  • Evaluación del uso de medicamentos impactantes en el sueño, como somníferos, antidepresivos, etc.
  • Identificación de actividades que puedan afectar la calidad del sueño, como consumo de alcohol, cafeína o nicotina antes de dormir, falta de actividad física, etc.
  • Evaluación de somnolencia diurna excesiva y su relación con el patrón de sueño.
  • Identificación de medidas de relajación o técnicas de sueño útiles, como meditación, respiración profunda, relajación muscular progresiva, etc.

Observación

  • Registro de las horas de sueño y descanso diarias.
  • Establecimiento de una rutina de sueño adecuada y recomendaciones para mejorar la calidad del sueño.
  • Evaluación de la calidad del sueño del paciente, incluyendo la presencia de trastornos del sueño como apnea del sueño, insomnio, pesadillas, sonambulismo, etc.
  • Valoración del entorno del paciente, incluyendo la comodidad de la cama y la habitación, la iluminación, el ruido, la temperatura, etc.
  • Evaluación de los factores estresantes que puedan estar afectando al sueño del paciente, como el dolor, la ansiedad, la depresión, etc.
  • Evaluación del uso de medicamentos que puedan estar afectando al sueño del paciente, como los somníferos, los antidepresivos, etc.
  • Identificación de las actividades que pueden afectar la calidad del sueño, como el consumo de alcohol, cafeína o nicotina antes de dormir, la falta de actividad física durante el día, etc.
  • Evaluación de la somnolencia diurna excesiva y su posible relación con el patrón de sueño del paciente.
  • Identificación de las medidas de relajación o técnicas de sueño que puedan ser útiles para el paciente, como la meditación, la respiración profunda, la relajación muscular progresiva, etc.

Evaluación del patrón 5

  1. Irritabilidad o Apatía:
    • Posibles manifestaciones de fatiga y cansancio debido a la falta de descanso.
    • Impacto negativo en el estado de ánimo y en el desempeño diario.
  2. Manifestaciones Oculares:
    • Ojeras, párpados hinchados, conjuntivas enrojecidas y escozor.
    • Indicadores de falta de sueño o baja calidad del mismo.
  3. Falta de Atención:
    • Dificultades para prestar atención y concentrarse.
    • Posible afectación en la ejecución de tareas diarias.
  4. Bostezos:
    • Común señal de fatiga y sueño insuficiente.
    • Respuesta del cuerpo para aumentar el flujo de oxígeno al cerebro.
  5. Cefalea:
    • Dolor de cabeza como posible consecuencia de la falta o mala calidad del sueño.
    • Puede asociarse a tensión muscular y cambios en la presión arterial.
  6. Evaluación Física:
    • Control de la temperatura corporal, identificando fiebre o sudoración excesiva.
    • Importante para comprender su impacto en la calidad del sueño.
  7. Control Cardiovascular:
    • Monitoreo de ritmo cardíaco y tensión arterial.
    • Identificación de posibles trastornos del sueño asociados a cambios cardiovasculares.
  8. Peso Corporal:
    • Consideración del sobrepeso y la obesidad en relación con la calidad del sueño.
    • Exploración de posibles impactos negativos.
  9. Higiene del Sueño:
    • Investigación de rutinas de sueño, calidad del colchón, almohadas y condiciones ambientales.
    • Factores que pueden afectar la calidad del sueño.
  10. Somnolencia Diurna:
    • Evaluación de la presencia de somnolencia excesiva durante el día.
    • Puede ser un indicador de problemas de sueño subyacentes.

Estudios diagnósticos sobre el Sueño

  • Actigrafía: una técnica que registra la actividad motora del paciente para determinar los patrones de sueño-vigilia.
  • Antecedentes de medicación: es importante valorar si el paciente toma medicamentos que puedan afectar al sueño o si ha sufrido efectos secundarios de la medicación en relación al sueño.
  • Diario de sueño: Es un registro detallado de la duración, calidad y patrones de sueño del paciente durante varios días. Puede incluir información como la hora a la que se acuesta, la hora a la que se levanta, el número de veces que se despierta durante la noche y la duración de cada período de sueño. Este diario puede ayudar a identificar patrones de sueño y posibles problemas.
  • Polisomnografía: Es un estudio que se realiza durante la noche para evaluar la calidad y cantidad del sueño. Se utiliza para medir la actividad cerebral, los movimientos oculares, la actividad muscular y la respiración. Esta prueba puede ayudar a detectar trastornos del sueño como la apnea del sueño y el síndrome de piernas inquietas.
  • Antecedentes de problemas de sueño: En la historia clínica se deben recoger los antecedentes de cualquier problema de sueño previo del paciente. Esto puede incluir insomnio, apnea del sueño, narcolepsia, síndrome de piernas inquietas, entre otros. Los antecedentes de problemas de sueño pueden ayudar a identificar posibles causas subyacentes de los trastornos del sueño actuales y a desarrollar un plan de tratamiento adecuado.

Higiene del sueño

  • Lugar: Dormir en una habitación cómoda, oscura, bien ventilada y silenciosa crea un ambiente propicio para el sueño.

  • Horario: Mantener un horario de sueño constante y establecer rituales antes de acostarse ayuda a regular el reloj interno del cuerpo para facilitar la conciliación del sueño.

  • Ejercicio: Evitar ejercicio intenso cuatro horas antes de acostarse ayuda a mantener el estado de vigilia normal y favorece el inicio del sueño.

  • Dieta: Consumir una cena ligera al menos dos horas antes de acostarse evita la pesadez y facilita el descanso durante la noche.

  • Manejo del estrés: La gestión del estrés con técnicas de relajación y meditación reduce la tensión y promueve el sueño.

  • Peso: Mantener un peso adecuado y seguir una dieta saludable previene trastornos del sueño relacionados con la obesidad.

  • Trucos caseros: Estrategias como dormir de lado o beber una infusión de hierbas antes de dormir pueden mejorar la calidad del sueño.

  • Irse a la cama solo cuando se esté somnoliento: Ir a la cama solo cuando se siente somnoliento evita pasar tiempo despierto en la cama y refuerza la asociación cama-sueño.

  • Despertares nocturnos: En caso de despertares nocturnos, cambiar de habitación y realizar actividades tranquilas hasta sentir somnolencia ayuda a mantener un sueño ininterrumpido.

  • Evitar siestas largas o fuera de horas: Las siestas deben ser cortas y realizarse en el horario adecuado para no interferir con el sueño nocturno.

  • Levantarse a la misma hora: Levantarse siempre a la misma hora contribuye a regular el ciclo sueño-vigilia.

  • No todos necesitan 8 horas: Reconocer que no todas las personas necesitan 8 horas de sueño diario y que las necesidades pueden variar según la edad y características individuales.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Cuestionario Oviedo: Es un cuestionario breve que se utiliza para evaluar la calidad del sueño. Consta de 10 preguntas que evalúan la duración del sueño, la latencia del sueño, los despertares nocturnos y la calidad subjetiva del sueño.
  • Cuestionario Pittsburgh: Es una escala de autoinforme que se utiliza para evaluar la calidad del sueño. Consiste en 19 preguntas que evalúan la duración del sueño, la latencia del sueño, los despertares nocturnos y la calidad subjetiva del sueño.
  • Escala de Somnolencia EPWORTH: Es una escala que evalúa el grado de somnolencia diurna. Consiste en 8 preguntas que evalúan la probabilidad de quedarse dormido en diferentes situaciones.
  • Escala de Insomnio de Amsterdam: es una escala de autoinforme que evalúa la presencia y gravedad del insomnio en sus diversas manifestaciones, tales como dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos, despertar temprano, etc.
  • Escala de Actigrafía: es una técnica no invasiva que permite evaluar la calidad del sueño y la actividad física durante el sueño mediante el registro de la actividad física a través de un dispositivo que se coloca en la muñeca del paciente.
  • Escala de Apnea-Hipopnea: es una escala que se utiliza para evaluar la presencia y gravedad del síndrome de apnea-hipopnea del sueño, que consiste en la interrupción temporal de la respiración durante el sueño.
  • Escala de Insomnio de Bergen: es una escala de autoinforme que evalúa la presencia y gravedad del insomnio, incluyendo la dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos y la calidad subjetiva del sueño.

6. Valoración del Patrón VI- Cognitivo-Perceptivo

La valoración del Patrón 6, Cognitivo-Perceptivo, se realiza mediante la observación y el análisis de la capacidad del individuo para procesar información sensorial, cognitiva y emocional, así como para tomar decisiones y resolver problemas.

Se considera importante identificar comportamientos compensatorios que puedan enmascarar disfunciones básicas.

Áreas de Evaluación:

I. Evaluación del paciente
  1. Estado de conciencia: Evaluar el nivel de alerta y capacidad de respuesta a estímulos externos.
  2. Funciones cognitivas: Analizar memoria, atención, lenguaje, percepción, orientación y pensamiento abstracto.
  3. Habilidades perceptivas: Observar la capacidad para interpretar y organizar información sensorial y discriminar entre estímulos similares.
  4. Funciones ejecutivas: Evaluar la capacidad para planificar, tomar decisiones, resolver problemas y controlar impulsos.
  5. Estado emocional: Observar el estado de ánimo y las reacciones emocionales ante situaciones estresantes.
II. Valoración del dolor
  1. Indicadores no verbales de dolor: Analizar expresión facial, agitación, diaforesis, taquipnea y posición de defensa.
  2. Comunicación verbal del dolor: Evaluar intensidad (usar escala), descripción, localización, carácter, frecuencia y signos asociados.
  3. Medidas de alivio utilizadas: Registrar las medidas y fármacos utilizados.
III. Valoración sensorial y reflejos
  1. Déficit sensorial y cognitivo: Identificar problemas de aprendizaje, desorientación y alteración del pensamiento.
  2. Nivel de consciencia y orientación: Evaluar la conciencia de la realidad y la orientación en tiempo y espacio.
  3. Nivel de instrucción: Analizar la capacidad para leer y escribir, así como el dominio del idioma.
  4. Alteraciones cognitivas: Identificar problemas de expresión, memoria, toma de decisiones, lenguaje, concentración y síntomas depresivos.
  5. Alteraciones perceptivas: Observar problemas de visión, audición, olfato, gusto o sensibilidad táctil.
IV. Alteraciones de la conducta
  • Irritabilidad, intranquilidad o agitación: Evaluar comportamientos que reflejen alteraciones en la conducta.

Esta valoración se realiza considerando la realidad habitual, los lapsos temporales y los déficits progresivos, incorporando las impresiones de otros miembros de la familia para obtener una comprensión completa del estado cognitivo-perceptivo del individuo.

Observación del Patrón 6

  1. Memoria: Evaluar la capacidad del paciente para recordar información a corto y largo plazo.
  2. Lenguaje: Observar la expresión verbal, comprensión del lenguaje y la habilidad para seguir instrucciones complejas.
  3. Resolución de problemas: Observar la capacidad del paciente para analizar y resolver problemas complejos.
  4. Toma de decisiones: Evaluar la capacidad del paciente para tomar decisiones informadas y racionales.
  5. Sentidos: Evaluar visión, audición, gusto, olfato y tacto, ya que están relacionados con problemas cognitivos.
  6. Coordinación y equilibrio: Observar la capacidad del paciente para mantener el equilibrio y realizar movimientos coordinados.
  7. Fuerza muscular: Evaluar la fuerza muscular en diferentes partes del cuerpo.
  8. Sensibilidad y reflejos: Evaluar la capacidad del paciente para sentir sensaciones táctiles y la velocidad de sus reflejos.
  9. Estado emocional: Evaluar el estado de ánimo y la presencia de síntomas depresivos o de ansiedad.
  10. Historia médica: Considerar la historia previa de lesiones o enfermedades cerebrales, especialmente en el ámbito neurológico.
  11. Uso de medicamentos: Preguntar sobre medicamentos y sustancias que puedan afectar la función cognitiva del paciente.
  12. Actividades cotidianas: Indagar sobre la capacidad del paciente para realizar tareas cotidianas, su autonomía en la toma de decisiones y resolución de problemas.
  13. Edad del paciente: Considerar la edad del paciente, reconociendo el deterioro cognitivo relacionado con la edad que puede ser normal en cierta medida.

Escalas de valoración a tener en cuenta 

  1. Test de Pfeiffer: Cuestionario breve para detectar problemas de memoria y cognitivos en personas mayores.
  2. Miniexamen cognoscitivo (MEC): Examen breve que evalúa diversas funciones cognitivas como la memoria, el lenguaje y la capacidad visuoespacial.
  3. Cribado de demencias: Conjunto de pruebas para detectar y diagnosticar enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer.
  4. Escala EVA: Escala visual analógica para medir la intensidad subjetiva del dolor en una escala del 0 al 10.
  5. Cuestionario dolor: Preguntas para conocer la intensidad, localización y características del dolor del paciente.
  6. Audiometrías y revisiones otorrino: Pruebas que evalúan la audición y el sistema auditivo del paciente.
  7. Revisiones oftalmológicas: Exámenes para evaluar la visión y la salud ocular del paciente.
  8. Antecedentes personales y familiares: Información relevante sobre problemas cognitivos o neurológicos relacionados con el patrón VI.
  9. Escala de Evaluación Global del Funcionamiento (EGF): Escala para evaluar el funcionamiento psicológico, social y laboral.
  10. Test de Dibujo del Reloj: Prueba sencilla para evaluar la orientación espacial y temporal del paciente.
  11. Escala de Depresión Geriátrica: Utilizada para evaluar la presencia y gravedad de síntomas depresivos en personas mayores.
  12. Test de Memoria de Rivermead: Prueba específica para evaluar la memoria a corto y largo plazo en pacientes con lesiones cerebrales.
  13. Escala de Evaluación Neuropsicológica Breve (ENB): Batería de pruebas que evalúa diferentes aspectos de la función cognitiva.

7. Valoración del Patrón VII Auto-percepción / Auto-concepto

Para valorar el Patrón 7: Autopercepción-Autoconcepto, se requiere de la observación y el diálogo terapéutico para identificar cómo el individuo se ve a sí mismo y cómo percibe su papel en la sociedad.

Algunos métodos para valorar este patrón incluyen:

  • Entrevistas terapéuticas: Permiten recoger información sobre las creencias, valores y percepciones del paciente sobre sí mismo.
  • Cuestionarios y escalas: Existen diversos cuestionarios y escalas que permiten valorar la imagen corporal, autoestima y otros componentes del autoconcepto.
  • Observación directa: Observar al paciente en su entorno y cómo interactúa con su entorno, incluyendo la forma en que se cuida a sí mismo y cómo se relaciona con los demás.

Es importante recordar que la valoración del Patrón 7 no solo se centra en identificar problemas de autoconcepto, sino también en fortalecer la autoestima y la identidad personal de los pacientes.

Aspectos a valorar

  • Alteración de la autoestima: se valora si el paciente tiene una percepción negativa de sí mismo y su autoestima se ve afectada.
  • Grado de ansiedad: se observa la aparición de signos y síntomas de ansiedad, angustia y temor que puedan interferir en la imagen que el paciente tiene de sí mismo.
  • Conocimiento y percepción de su enfermedad: se valora si el paciente tiene suficiente información acerca de su enfermedad para que pueda entenderla y tomar decisiones informadas acerca de su cuidado.
  • Problemas con sí mismo: se valora si el paciente tiene dificultades para aceptarse a sí mismo, reconocer sus fortalezas y debilidades, y adaptarse a los cambios en su vida.
  • Problemas con su imagen corporal: se valora si el paciente tiene una percepción negativa de su cuerpo y su apariencia física.
  • Problemas conductuales: se valora si el paciente tiene comportamientos que afecten negativamente su autoimagen y autoconcepto, como evitar situaciones sociales o actividades que antes disfrutaba.
  • Otros problemas: se valora si el paciente tiene problemas que puedan afectar su autoimagen, como conflictos familiares o de pareja, problemas financieros, entre otros.
  • Datos de imagen corporal: se valoran aspectos como la postura, el patrón de voz, los rasgos personales y el contacto visual, que pueden afectar la forma en que el paciente se percibe a sí mismo.
  • Sentimiento de ser querido: se valora si el paciente siente que es aceptado y querido por los demás, lo que puede influir en su autoestima y autoconcepto.
  • Cambios frecuentes en el estado de ánimo: se valora si el paciente experimenta cambios repentinos en su estado de ánimo, que pueden afectar su autoimagen y autoconcepto.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  1. Escala de Goldberg: Cribado de ansiedad y depresión con 9 preguntas, evaluando síntomas en la última semana.
  2. Escala de Hamilton para la evaluación de la depresión: Autoevaluación de la depresión con 21 ítems que abarcan diversos síntomas.
  3. Escala de Ansiedad de Beck: Evaluación de la intensidad de la ansiedad en adultos y adolescentes con 21 ítems.
  4. Escala de Autoeficacia General de Schwarzer y Jerusalem: Mide la percepción de la propia capacidad para enfrentar situaciones difíciles con 10 ítems.
  5. Escala de Evaluación de la Resiliencia de Wagnild y Young: Evalúa la capacidad de adaptación y superación de adversidades con 25 ítems.
  6. Escala de Evaluación de la Autoestima de Rosenberg: Mide la autoestima con 10 ítems que evalúan aspectos como la autoaceptación y la confianza en sí mismo.
  7. Escala de Evaluación del Estrés Percibido de Cohen: Mide el nivel de estrés percibido en situaciones cotidianas con 10 ítems.
  8. Escala de Evaluación del Bienestar Subjetivo de Diener: Mide el bienestar subjetivo con 5 ítems que evalúan la satisfacción con la vida y la felicidad.
  9. Antecedentes personales: Revisión de información relevante sobre los antecedentes del paciente para identificar factores de riesgo.

8. Valoración del Patrón VIII Rol- Relaciones

La evaluación del Patrón 8 implica un análisis detallado de las relaciones interpersonales y la adaptación del individuo a sus roles diarios.

La observación se centra en la capacidad del paciente para cumplir responsabilidades sociales y mantener relaciones saludables. Aquí se resumen los aspectos clave:

  • Se examina el papel del paciente en la familia y el entorno social, evaluando su desempeño y responsabilidades.
  • Se busca comprender la percepción del paciente sobre sus relaciones, identificando problemas percibidos, sus causas y las acciones tomadas para resolverlos.
  • Se analizan los efectos de las acciones del paciente en su entorno, comprendiendo el impacto de las decisiones tomadas.
  • Se identifican los sistemas de apoyo, como familiares y amigos, para evaluar su relevancia en el manejo de situaciones difíciles.
  • La evaluación busca entender cómo la situación social y familiar afecta el bienestar emocional y mental del paciente.
  • Se emplean entrevistas y observación directa para valorar la calidad de las relaciones y el desempeño en roles sociales.
  • Se evalúa la comunicación y el patrón de interacción en diferentes entornos, como el familiar y laboral.
  • Se identifican posibles cambios en el comportamiento del paciente, como dependencia, retraimiento, exigencia o manipulación.

En resumen, la evaluación del Patrón 8 ofrece una visión integral de las relaciones y roles sociales del paciente, destacando su impacto en la salud mental y emocional.

Valoración individual

  1. Interacción con Personas Cercanas:
    • Observación de la calidad de las relaciones familiares y sociales.
    • Detección de posibles conflictos o problemas de comunicación.
    • Evaluación del grado de afecto y apoyo recibido.
  2. Roles en Diferentes Ámbitos:
    • Investigación del papel del paciente en su ámbito familiar, laboral, social o estudiantil.
    • Identificación de responsabilidades y expectativas hacia él.
    • Exploración de cómo se siente en relación con estos roles.
  3. Satisfacciones e Insatisfacciones del Paciente:
    • Indagación sobre la percepción del paciente respecto a sus roles.
    • Evaluación de su grado de satisfacción o insatisfacción.
    • Análisis de las acciones emprendidas para manejar las situaciones.
  4. Pérdidas o Cambios Significativos:
    • Exploración de experiencias recientes como pérdidas o cambios significativos.
    • Consideración de eventos como muertes, separaciones o cambios laborales.
  5. Fracasos, Conflictos y Aislamiento Social:
    • Recopilación de datos sobre fracasos y conflictos en el desempeño del rol.
    • Detección de signos de aislamiento social o alteraciones en la comunicación verbal.
    • Identificación de posibles indicios de violencia potencial y toma de medidas preventivas.
  6. Autoestima y Autoeficacia:
    • Evaluación de la autoestima del paciente en relación con sus roles y responsabilidades.
    • Análisis de la percepción sobre su capacidad para cumplir con dichos roles.
  7. Grado de Autonomía:
    • Evaluación del nivel de independencia y control del paciente en sus roles.
    • Consideración de la autonomía en relación con sus responsabilidades.
  8. Capacidad de Toma de Decisiones:
    • Valoración de la habilidad del paciente para tomar decisiones y resolver problemas en el ámbito de sus roles y responsabilidades.

Valoración familiar

  • Valoración de la comunicación y grado de cohesión dentro de la familia: se evalúa cómo se comunican los miembros de la familia y el grado de unión que existe entre ellos.
  • Con quién vive: se registra con quién vive el paciente actualmente.
  • Estructura familiar: se describe la estructura de la familia del paciente, incluyendo la presencia de padres, hermanos, hijos, cónyuge, entre otros.
  • Rol en la familia y si está o no alterado: se investiga el rol que el paciente desempeña en su familia y si este rol ha cambiado recientemente.
  • Problemas en la familia: se explora la existencia de problemas o conflictos dentro de la familia del paciente.
  • Dependencia de alguien y cómo lleva la situación: se averigua si alguien depende del paciente y cómo está manejando esta situación.
  • Apoyo familiar: se identifica si el paciente cuenta con el apoyo de su familia y en qué medida.
  • Cambios de domicilio: se pregunta sobre posibles cambios de domicilio del paciente o de algún miembro de su familia en el pasado reciente o futuro cercano.

Valoración del grupo social

  • Evaluación de la calidad de las relaciones sociales del paciente: se evalúa la calidad de las relaciones del paciente con amigos, familiares y otras personas cercanas.
  • Nivel de participación del paciente en actividades sociales y comunitarias: se evalúa el grado de implicación del paciente en actividades sociales, deportivas, culturales, religiosas, etc.
  • Identificación de los intereses y hobbies del paciente: se identifican los intereses y actividades que el paciente disfruta y que podrían ser relevantes para establecer nuevas relaciones sociales.
  • Identificación de obstáculos o dificultades que el paciente enfrenta para participar en grupos sociales o actividades: se identifican los posibles obstáculos que el paciente pueda tener para participar en actividades sociales y comunitarias.
  • Evaluación del nivel de satisfacción del paciente con sus relaciones sociales y actividades comunitarias: se evalúa el grado de satisfacción que el paciente tiene con sus relaciones sociales y actividades comunitarias.
  • Si tiene amigos próximos: se evalúa si el paciente tiene amigos cercanos y la calidad de estas relaciones.
  • Si pertenece a algún grupo social: se evalúa si el paciente pertenece a algún grupo social, como clubes, asociaciones, grupos religiosos, etc.
  • Si se siente solo: se evalúa si el paciente se siente solo o aislado socialmente.

Valoración en el trabajo o escuela

  • Desempeño laboral o escolar: Evaluación del rendimiento y desempeño del paciente en su trabajo o en la escuela. Se trata de analizar si las cosas le van bien en este ámbito y si se siente satisfecho con su situación actual.
  • Entorno laboral o escolar seguro: Evaluación de la seguridad del entorno laboral o escolar del paciente. Se trata de identificar posibles situaciones de riesgo o peligro para la integridad física o emocional del paciente.
  • Satisfacción laboral o escolar: Evaluación de la satisfacción del paciente con su trabajo o su situación escolar. Se trata de analizar si el paciente se siente realizado y satisfecho con su trabajo o si está enfrentando dificultades o insatisfacciones en este ámbito.
  • Datos relativos a pérdidas, cambios, fracasos, conflictos y aislamiento social: Evaluación de situaciones que puedan estar afectando negativamente el desempeño laboral o escolar del paciente. Es importante identificar posibles causas de estrés o preocupación en este ámbito para poder abordarlas adecuadamente.
  • Comunicación en el ámbito laboral o escolar: Evaluación de la comunicación del paciente con sus compañeros de trabajo o de clase y con sus superiores. Se trata de analizar la calidad de las relaciones interpersonales en este ámbito y de identificar posibles obstáculos o dificultades que puedan estar afectando la comunicación.
  • Violencia en el ámbito laboral o escolar: Evaluación de posibles situaciones de violencia en el entorno laboral o escolar del paciente. Se trata de identificar posibles situaciones de acoso, discriminación o violencia que puedan estar afectando negativamente al paciente y tomar medidas para abordarlas adecuadamente.

Herramientas gráficas para la valoración del patrón 8 

  • Ecomapa: Un ecomapa es una herramienta de evaluación visual que se utiliza para examinar las relaciones y conexiones del paciente con los miembros de su familia y la comunidad en general. Permite identificar los factores que influyen en la vida del paciente y cómo estos factores pueden estar interconectados para impactar su salud y bienestar.
  • Genograma: Un genograma es una herramienta visual que se utiliza para mapear las relaciones familiares y los patrones de salud a lo largo de varias generaciones. Proporciona información sobre la historia familiar, incluyendo enfermedades, trastornos y otros problemas de salud, así como también sobre las dinámicas y relaciones familiares.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Escala Apgar familiar: es una herramienta que se utiliza para evaluar la dinámica familiar y el grado de funcionamiento. Se centra en cinco áreas: adaptación, participación, crecimiento, afecto y resolución. Se asigna una puntuación a cada área y se obtiene una valoración global.
  • Escala Gijón: es una herramienta que se utiliza para valorar el aislamiento social en personas mayores. Se centra en la frecuencia y calidad de las relaciones sociales, el apoyo social y la participación en actividades sociales.
  • Test de Zarit de sobrecarga del cuidador: es una herramienta que se utiliza para evaluar el nivel de sobrecarga que experimentan los cuidadores de personas dependientes. Se centra en aspectos como la salud física y emocional, el tiempo dedicado al cuidado, la relación con el paciente y el apoyo recibido.
  • Cuestionario de apoyo social funcional Duke: es una herramienta que se utiliza para evaluar el nivel de apoyo social que recibe una persona. Se centra en aspectos como el apoyo emocional, el apoyo instrumental y la percepción de apoyo social.
  • Escala riesgo social: es una herramienta que se utiliza para evaluar el nivel de riesgo social de una persona. Se centra en aspectos como el nivel socioeconómico, la estabilidad laboral, la vivienda y la red de apoyo social.

9. Valoración del Patrón IX Sexualidad y Reproducción

El patrón 9: Sexualidad y Reproducción se valora a través de la entrevista clínica y la exploración física en busca de problemas relacionados con la sexualidad y la reproducción.

Durante la entrevista se preguntará al paciente sobre su historia sexual, antecedentes menstruales, uso de métodos anticonceptivos, presencia de disfunciones sexuales, entre otros.

También se explorará el estado del sistema reproductor, incluyendo el examen ginecológico en mujeres y el examen de próstata en hombres.

En algunos casos, pueden ser necesarios exámenes de laboratorio o pruebas diagnósticas específicas para evaluar problemas relacionados con la sexualidad y la reproducción.

  • Número de hijos, abortos, etc. y preguntar si hay algún trastorno en las relaciones sexuales.
  • En mujeres, se pregunta sobre el uso de anticonceptivos, menarquia (primera menstruación), fecha de última menstruación, menopausia, revisiones periódicas, autoexamen de mama, entre otros.
  • En hombres, se pregunta sobre problemas de próstata, disfunciones sexuales, entre otros.
  • También se pregunta si se usan métodos anticonceptivos y si existen problemas o cambios en las relaciones sexuales.

Es importante mencionar que la valoración puede variar según la edad y la situación de cada persona, por lo que puede haber preguntas específicas adicionales según el caso.

¿Qué se valora?

  • Estado reproductivo y problemas relacionados: se valoran cuestiones relacionadas con la capacidad reproductiva del paciente y posibles problemas asociados.
  • Identidad sexual y de género: se valora la orientación sexual del paciente y su identidad de género.
  • Función sexual y satisfacción: se evalúa el funcionamiento sexual del paciente y su nivel de satisfacción.
  • Métodos anticonceptivos utilizados y problemas relacionados con la sexualidad: se revisan los métodos anticonceptivos que utiliza el paciente y se valoran posibles problemas relacionados con la sexualidad.
  • Historia reproductiva y preocupaciones en torno a la fertilidad: se recopila información sobre la historia reproductiva del paciente y sus posibles preocupaciones relacionadas con la fertilidad.
  • Planificación familiar y educación sexual: se valora si el paciente ha recibido educación sexual y si ha hecho algún tipo de planificación familiar.
  • Conocimiento sexual: se revisa el conocimiento que tiene el paciente sobre cuestiones sexuales y de dónde proviene esa información.
  • Autoconcepto sexual: se valora la identidad de rol y la imagen corporal del paciente en relación con su sexualidad.
  • Patrón de funcionamiento sexual: se evalúa el patrón habitual y actual del funcionamiento sexual del paciente.
  • Actitudes: se valoran las actitudes del paciente hacia la sexualidad, los mitos y tabúes que pueden tener y sus expectativas en torno a la sexualidad.
  • Problemas sexuales: se evalúan posibles problemas relacionados con la sexualidad, como la falta de deseo, disfunciones o traumas, y se analiza la autopercepción del problema por parte del paciente.

Valoración Comunitaria

  • Nivel de acceso y calidad de la educación afectivo-sexual en la comunidad, incluyendo la enseñanza de métodos anticonceptivos y prevención de enfermedades de transmisión sexual.
  • Existencia y acceso a servicios de salud sexual y reproductiva en la comunidad, incluyendo la disponibilidad de anticonceptivos, pruebas diagnósticas y atención prenatal.
  • Leyes y políticas públicas en relación a la pornografía, prostitución, violencia sexual y otras formas de explotación sexual.
  • Estadísticas sobre la edad media de las madres en la comunidad, lo que puede indicar tendencias en la planificación familiar y la salud reproductiva.
  • Tasa de embarazos adolescentes en la comunidad, que puede reflejar la efectividad de la educación sexual y la disponibilidad de servicios de salud reproductiva.
  • Tasa de abortos en la comunidad, que puede estar relacionada con la efectividad de la educación sexual y la disponibilidad de servicios de salud reproductiva, así como con las leyes y políticas públicas en relación al aborto.

Pruebas Diagnosticas

  • El examen pélvico solo se realizará si se ha identificado algún problema o si forma parte de una valoración más completa. En caso contrario, no es necesario realizarlo en la valoración del patrón 9.
  • Examen de mamas para detectar posibles masas, dolor o cambios en la piel o el pezón: Este examen es importante para detectar cualquier anomalía o signo temprano de cáncer de mama.
  • Examen ginecológico completo, incluyendo el examen de los órganos genitales externos e internos, la evaluación de la pared vaginal, el cuello uterino y la exploración del útero y los ovarios mediante palpación o ecografía: Este examen es fundamental para evaluar la salud ginecológica de la mujer, detectar signos tempranos de cáncer cervical u otras enfermedades del sistema reproductivo femenino, así como para evaluar la función reproductiva.
  • Pruebas de laboratorio o diagnósticas adicionales para evaluar la función hormonal, la salud reproductiva o la presencia de enfermedades de transmisión sexual: Estas pruebas son útiles para evaluar el estado hormonal y reproductivo de la mujer, detectar la presencia de infecciones de transmisión sexual y descartar otras patologías que puedan afectar la salud sexual y reproductiva de la mujer.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Índice de Función Sexual Femenina (FSFI, por sus siglas en inglés): Una escala que se utiliza para evaluar la función sexual en mujeres. Contiene 19 ítems que miden seis dominios de la función sexual femenina, incluyendo deseo sexual, excitación, lubricación vaginal, orgasmo, satisfacción y dolor.
  • Índice Internacional de Función Eréctil (IIFE): Una escala que se utiliza para evaluar la función eréctil en hombres. Contiene 15 preguntas que evalúan la capacidad del hombre para conseguir y mantener una erección, la satisfacción con las relaciones sexuales y la confianza en la propia capacidad eréctil.
  • Escala de Función Sexual Masculina (MSFS, por sus siglas en inglés): Una escala que se utiliza para evaluar la función sexual en hombres. Contiene 25 ítems que miden la función eréctil, la satisfacción sexual, la eyaculación, la libido y la satisfacción con la vida sexual.
  • Cuestionario de Salud Sexual para Mujeres (WSSQ, por sus siglas en inglés): Una escala que se utiliza para evaluar la salud sexual en mujeres. Contiene preguntas sobre la actividad sexual, el deseo sexual, la lubricación vaginal, la satisfacción sexual y la comunicación sexual.
  • Cuestionario de Salud Sexual para Hombres (HSSQ, por sus siglas en inglés): Una escala que se utiliza para evaluar la salud sexual en hombres. Contiene preguntas sobre la actividad sexual, el deseo sexual, la erección, la eyaculación, la satisfacción sexual y la comunicación sexual.
  • Escala de satisfacción sexual (SSS, por sus siglas en inglés): Una escala que se utiliza para evaluar la satisfacción sexual en hombres y mujeres. Contiene preguntas sobre la satisfacción con la vida sexual, la frecuencia de las relaciones sexuales, el deseo sexual y la satisfacción con el orgasmo.

10. Valoración del Patrón X Adaptación-Tolerancia al estrés

Para valorar el Patrón 10: Adaptación-Tolerancia al Estrés, se evalúa la capacidad del individuo para manejar situaciones estresantes y adaptarse a los cambios en su entorno.

Se consideran factores como los síntomas físicos y emocionales relacionados con el estrés, las estrategias de afrontamiento utilizadas, la presencia de apoyo social y la capacidad percibida para controlar y dirigir situaciones estresantes.

También se tiene en cuenta la evaluación del riesgo de estrés en relación con la exposición laboral y otros factores ambientales.

La evaluación se basa en la observación y el diálogo con el paciente, así como en el análisis de la información de la historia clínica y los resultados de las pruebas diagnósticas, según corresponda.

¿Qué se valora?

  • Nivel de ansiedad y/o depresión.
  • Cambios en los patrones de sueño.
  • Presencia de síntomas físicos relacionados con el estrés, como dolores de cabeza, dolores musculares, problemas digestivos, entre otros.
  • Estilo de vida, como la práctica regular de ejercicio físico y la alimentación adecuada.
  • Utilización de estrategias de afrontamiento saludables, como la relajación, la meditación, la actividad física, entre otras.
  • Evaluación de las redes de apoyo social y emocional del paciente.
  • Identificación de los estresores específicos en la vida del paciente, como problemas financieros, laborales, familiares, entre otros.
  • Valoración de la tolerancia al estrés y patrón de adaptación del paciente/cuidador, incluyendo la identificación de situaciones estresantes, mecanismos de afrontamiento y posibles cambios en la efectividad del patrón de adaptación en situaciones de amenaza a la integridad.
  • Valoración de la percepción de control que el paciente tiene sobre su vida y las situaciones estresantes que enfrenta.
  • Evaluación de la capacidad de adaptación a situaciones nuevas o cambios importantes en la vida del paciente.
  • Afrontamiento de la enfermedad: Verbalización de la incapacidad de afrontamiento o de pedir ayuda.
  • Respuestas habituales ante situaciones estresantes y formas de controlar el estrés.
  • Capacidad de adaptación a los cambios.
  • Soporte individual y familiar.
  • Percepción de habilidades para controlar o dirigir situaciones estresantes.
  • Alteración en la participación social.
  • Cansancio.
  • Cambio de los patrones de comunicación.
  • Manipulación verbal.
  • Tabaquismo y consumo excesivo de bebidas.
  • Falta de apetito y uso excesivo de tranquilizantes prescritos.
  • Percepción de sí mismo.
  • Sistemas de apoyo.
  • Estado emocional.
  • Capacidad de afrontamiento.
  • Capacidad de control.
  • Actividades cotidianas.
  • Conductas y hábitos no saludables.

Signos y Síntomas del estrés

  • Nivel de ansiedad: Se debe evaluar el nivel de ansiedad del paciente, preguntando acerca de cómo se siente en el momento actual, si se siente nervioso o relajado.
  • Pérdida de peso: Es importante evaluar si hay cambios en el peso del paciente, ya que puede ser indicativo de algún problema de salud mental o físico.
  • Hipertensión: Se debe tomar la presión arterial del paciente, ya que la hipertensión puede ser un signo de estrés crónico.
  • Síntomas físicos: Es importante evaluar si el paciente presenta síntomas físicos como mareos, palpitaciones o sudoración, ya que pueden ser indicativos de un problema de salud mental o físico.
  • Uñas mordidas: Las uñas mordidas pueden ser un signo de ansiedad y estrés crónico.
  • Disnea: Es importante evaluar si el paciente presenta dificultad para respirar o disnea, ya que esto puede ser indicativo de un problema de salud físico o emocional.
  • Manifestaciones verbales y motoras: Se deben observar las manifestaciones verbales y motoras del paciente durante la entrevista, ya que pueden proporcionar información sobre su estado emocional.
  • Manifestaciones cognitivas: Es importante evaluar el estado cognitivo del paciente, como su capacidad de concentración, memoria y toma de decisiones, ya que estos aspectos pueden estar afectados por problemas de salud mental o físico.

Datos a tener en cuenta en la valoración del patrón 10

  • Cambios/crisis relevantes en los últimos años: Esta sección implica recopilar información sobre eventos significativos en la comunidad en los últimos años, como cambios demográficos, desastres naturales, entre otros, para evaluar su impacto en la salud mental y el bienestar de la comunidad y determinar áreas que necesiten más recursos o apoyo.
  • Historial médico y psicológico: Obtener información sobre las condiciones médicas y psicológicas previas del paciente y su historial de tratamientos, hospitalizaciones y medicaciones.
  • Registros de salud mental y adicciones: Acceder a los registros clínicos del paciente si ha recibido tratamiento previo por problemas de salud mental o adicciones para comprender mejor su situación actual.
  • Historial de delincuencia y violencia: Conocer si el paciente tiene antecedentes penales o ha estado involucrado en actos violentos para evaluar el riesgo potencial que pueda representar para sí mismo o para otros miembros de la comunidad.
  • Informes escolares o laborales: Obtener información sobre el rendimiento académico o laboral del paciente, así como sobre cualquier problema de conducta o dificultad de adaptación que pueda haber experimentado.
  • Historial de participación en programas de prevención o tratamiento: Conocer si el paciente ha participado en programas de prevención o tratamiento de enfermedades mentales, adicciones o conductas delictivas para diseñar un plan de cuidados adecuado y evaluar la efectividad de las intervenciones previas.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Escala de Estrés Percibido (Perceived Stress Scale, PSS): mide la percepción del estrés en diferentes situaciones.
  • Escala de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory, BDI): evalúa la gravedad de los síntomas depresivos.
  • Escala de Ansiedad de Hamilton (Hamilton Anxiety Rating Scale, HARS): evalúa la gravedad de los síntomas de ansiedad.
  • Escala de Evaluación de la Calidad de Vida (Quality of Life Assessment, QOL): mide la satisfacción del paciente con diferentes aspectos de su vida.
  • Escala de Adversidad Infantil (Adverse Childhood Experience, ACE): evalúa la exposición a eventos traumáticos en la infancia.

11. Valoración del Patrón XI Valores y Creencias

El patrón 11 (Valores y Creencias) se valora mediante una entrevista clínica en la que se indaga sobre las creencias y valores personales del paciente, así como su grado de coherencia y consistencia con su comportamiento actual.

Se puede utilizar una serie de preguntas abiertas y cerradas para explorar los valores y creencias del paciente y su relación con su estilo de vida y decisiones.

Además, se puede utilizar alguna herramienta de evaluación estandarizada, como cuestionarios, para medir aspectos específicos de los valores y creencias del paciente, como la religiosidad o espiritualidad.

También es importante considerar los cambios en los valores y creencias que pueden haber ocurrido en el tiempo, como resultado de experiencias personales o influencias culturales o sociales.

En general, se busca evaluar el grado de coherencia entre los valores y creencias del paciente y su comportamiento actual, y cómo esto puede estar afectando su salud y bienestar.

¿Qué se valora?

  • Prácticas religiosas y tradiciones culturales.
  • Impacto de la pertenencia religiosa.
  • Necesidad de contacto con líder religioso.
  • Metas personales y su impacto.
  • Satisfacción con la vida actual.
  • Percepción de conflictos en valores.
  • Conceptos de moralidad y ética.
  • Inquietudes sobre vida y muerte.
  • Actitud hacia la enfermedad.
  • Presencia o falta de apoyo social.
  • Conflictos culturales o de valores familiares.
  • Comprensión y aceptación del proceso de curación.
  • Necesidad de atención médica con afinidad cultural o religiosa.
  • Problemas que impiden prácticas religiosas.
  • Inadecuación entre conducta y valores.
  • Ruptura brusca de prácticas religiosas.
  • Sentimientos de culpa y crisis religiosa.
  • Sentimientos de culpa relacionados con familiares.

Valoración Individual

  • Importancia de la religión para la persona: Se evalúa la importancia de la religión en la vida del paciente y cómo esta afecta su bienestar emocional y físico.
  • Impacto de su enfermedad sobre sus prácticas o creencias espirituales: Se investiga si la enfermedad ha afectado las prácticas religiosas del paciente y cómo ha impactado en su bienestar emocional y físico.
  • Conflictos entre creencias y tratamiento prescrito: Se valora si el paciente tiene algún conflicto entre sus creencias religiosas y el tratamiento médico prescrito y cómo afecta su bienestar emocional y físico.
  • Conflictos de decisiones y/o existencia, enfermedad, sufrimiento y muerte: Se aborda la actitud del paciente hacia la enfermedad, el dolor y la muerte, y cómo sus creencias religiosas y valores afectan su toma de decisiones y su bienestar emocional y físico. Además, se investiga si el paciente ha considerado temas relacionados con el final de la vida, como la eutanasia o el testamento vital.

Valoración Comunitaria

  • Identificar principales religiones y creencias en la comunidad.
  • Explorar prácticas y tradiciones religiosas y culturales relevantes.
  • Evaluar accesibilidad a servicios religiosos y espirituales en la comunidad y el hospital.
  • Identificar recursos comunitarios para apoyar necesidades espirituales.
  • Evaluar barreras culturales o religiosas en el acceso a la atención médica.
  • Identificar posibles conflictos culturales o de valores en la comunidad.
  • Evaluar aceptación de prácticas religiosas en la comunidad y opiniones de líderes.
  • Identificar necesidades de formación para proveedores de atención médica.
  • Explorar recursos comunitarios para apoyar pacientes y familias en cuestiones espirituales.
  • Identificar oportunidades de colaboración con líderes religiosos y comunitarios para mejorar atención médica y apoyo emocional.

Escalas de valoración a tener en cuenta

  • Escala de Bienestar Espiritual de Jarel: mide el bienestar espiritual en cuatro dimensiones: propósito y significado, conexión interpersonal, transcendencia y paz/consuelo.
  • Escala de Integración Espiritual y Religiosa (ISSR): evalúa la integración de la dimensión espiritual en la vida del individuo, incluyendo la importancia, frecuencia y participación en prácticas religiosas y espirituales.
  • Escala de Funcionamiento Espiritual (SPF): se enfoca en la función de la espiritualidad en la vida del paciente y su impacto en la salud y el bienestar.
  • Escala de Ajuste Espiritual (SAS): se utiliza para evaluar la capacidad de una persona para ajustarse y adaptarse a situaciones estresantes utilizando su dimensión espiritual.
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